Según la normativa de la Dirección General de Tráfico de España, los animales que viajan en vehículos deben estar bien asegurados para garantizar que no interfieran en la conducción. El caso que más se practica es el de llevar al perro suelto. Ningún ocupante del vehículo, ya sea persona o animal, puede viajar sin sujeción, porque en caso de accidente saldría disparado y los daños podrían ser mortales.
Según la DGT, si el animal es pequeño, debe ir en su transportín en el suelo del vehículo (nunca sobre las piernas de algún pasajero porque podría causarle graves lesiones en la zona abdominal en caso de accidente). Si es grande, lo mejor es colocar el transportín en el maletero en posición transversal a la dirección de la marcha. Es preferible combinar este sistema con la rejilla divisoria del habitáculo. Esto evitaría distracciones al conductor/a.
Para quienes no quieren llevar al animal encerrado, existen otras alternativas, como un arnés de uno o dos enganches al anclaje del cinturón de seguridad del vehículo, pero nunca una correa extensible, porque no permite el control del animal de forma segura.
En caso de viajar sin la adecuada sujeción supone una multa de 80 euros, y si el animal viaja en el regazo del conductor ó totalmente suelto en el habitáculo, equivale a 500 euros y seis puntos, ó 200 euros, respectivamente.